jueves, 14 de marzo de 2019

Un paso más hacia el humanismo penal

Durante el mediodía de ayer, una nueva recámara donde se aplicaban penas de muerte mediante inyección letal ubicada en San Quentin, California, cerró sus puertas. La recámara iba a ser utilizada contra 737 condenados por delitos de gravedad.
"Tenemos el derecho a matar? No creo que lo tengamos, somos mejor que eso y no podemos dejar que nos defina moralmente", fueron las palabras empleadas por el gobernador Gavin Newsom, quién además sostuvo que "si se viola, no violamos" y "no puedo autorizar una política que envíe a matar a cientos sabiendo que pueden ser inocentes".
La pena de muerte en California fue utilizada por última vez en 2006, y desde entonces ha caído en desuso por sus críticas de efectividad, convicción de culpabilidad y falta de humanismo.







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